27 May Regla 60-30-10: el equilibrio perfecto en la decoración de interiores
Encontrar el equilibrio visual ideal en la decoración de interiores puede parecer un reto, especialmente si no cuentas con experiencia en diseño. Afortunadamente, existen principios universales que te pueden guiar a la hora de seleccionar y distribuir los colores en cualquier espacio. Uno de los más efectivos y utilizados por profesionales es la regla 60-30-10, una fórmula sencilla que puede transformar por completo el aspecto de tu hogar.
En este artículo, descubrirás en qué consiste la regla 60-30-10, cómo aplicarla correctamente, ejemplos prácticos y consejos para aprovecharla al máximo y crear ambientes armoniosos, elegantes y con personalidad.
¿Qué es la regla 60-30-10?
La regla 60-30-10 es una fórmula utilizada en el diseño de interiores que establece una proporción ideal para distribuir los colores en una estancia:
- 60% del espacio debe estar dominado por un color principal.
 - 30% por un color secundario.
 - y 10% por un color de acento.
 

Este esquema tiene como objetivo equilibrar la paleta cromática para evitar la sobrecarga visual o una decoración monótona. Es una técnica muy utilizada por diseñadores de interiores, ya que permite lograr armonía estética con facilidad, incluso si no se tiene mucha experiencia previa.
¿Por qué funciona la regla 60-30-10?
Esta regla funciona porque se basa en la teoría del color y la percepción visual. Nuestro cerebro responde mejor a composiciones equilibradas, y esta proporción permite una distribución lógica y agradable a la vista.
Además, aporta estructura a la hora de decorar: en lugar de elegir colores al azar, puedes seguir esta fórmula como punto de partida para diseñar cualquier ambiente.
Cómo aplicar la regla 60-30-10 paso a paso

1. 60% – Color principal
Este es el tono dominante en la habitación y servirá como base visual. Suele aplicarse en paredes, grandes superficies como suelos, sofás principales o muebles grandes.
Lo ideal es que este color sea neutro o suave, ya que ocupará la mayor parte del espacio. Colores como blanco, beige, gris claro o tonos tierra funcionan muy bien, ya que permiten flexibilidad a la hora de incorporar los otros colores.
Ejemplo: En una sala de estar, el color blanco en las paredes y el sofá grande representaría el 60% del entorno.
2. 30% – Color secundario
Este color se utiliza para complementar el principal, añadiendo variedad y profundidad visual. Puede aplicarse en muebles secundarios, cortinas, alfombras, sillas, estanterías u otros elementos medianos.
Aquí puedes jugar un poco más con el contraste, eligiendo un color que complemente pero no compita con el tono dominante. También puedes utilizar una variante más intensa o más suave del color principal.
Ejemplo: Si el color principal es gris claro, un azul marino o verde oliva puede funcionar como color secundario para aportar elegancia.
3. 10% – Color de acento
El color de acento es el que aporta dinamismo y personalidad al ambiente. Se usa en dosis pequeñas, como en cojines, lámparas, cuadros, jarrones, marcos, plantas o accesorios decorativos.
Este color debe ser vibrante o contrastante para llamar la atención. Aquí puedes atreverte con tonos como mostaza, coral, rojo, turquesa o dorado, dependiendo del estilo que quieras lograr.
Ejemplo: En un salón con base gris y detalles en azul, unos cojines mostaza o una lámpara dorada pueden ser el acento perfecto.
El impacto de la iluminación en la percepción de la regla 60-30-10
La forma en que percibimos los colores en un espacio no depende únicamente de la paleta elegida, sino también de cómo la iluminación influye en ella. La luz, ya sea natural o artificial, puede modificar significativamente la manera en que se ven los tonos aplicados bajo la regla 60-30-10.
Cuando un ambiente cuenta con abundante luz natural, los colores de acento —que representan el 10% de la proporción— suelen destacar más, ganando protagonismo y vitalidad. En cambio, bajo luz artificial, especialmente en horarios nocturnos, los colores más intensos pueden parecer más apagados o suaves, afectando el equilibrio cromático general.
Las luces cálidas tienden a dar una sensación más confortable y envolvente a los tonos neutros que conforman el 60% del esquema. Por otro lado, una iluminación blanca o fría puede potenciar los colores oscuros o dar un aire contemporáneo al ambiente.
Aunque la regla 60-30-10 es una herramienta excelente para establecer equilibrio en la decoración, es crucial tener en cuenta que la luz puede alterar la percepción de los colores. Por eso, se recomienda hacer pruebas de color durante diferentes horas del día, observando cómo la luz cambia las tonalidades elegidas. Esto te asegurará que la combinación se mantenga armoniosa sin importar las condiciones lumínicas del espacio.

La regla 60-30-10 como clave del diseño equilibrado
La regla 60-30-10 no solo es una técnica útil, sino una verdadera herramienta para transformar cualquier espacio de forma profesional. Al aplicarla, lograrás que tus habitaciones luzcan más equilibradas, acogedoras y visualmente atractivas.
Tanto si estás redecorando una habitación pequeña como diseñando un salón completo, esta regla te da la base perfecta para tomar decisiones acertadas y mantener la armonía.
Empieza por elegir tu color principal, luego añade el secundario y finalmente selecciona un color llamativo que funcione como acento. Verás cómo tu hogar cobra vida con personalidad y estilo, sin perder el equilibrio visual.
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